El teletrabajo y la productividad

Al inicio de la pandemia, cuando tuvimos que comenzar a trabajar desde casa, sin un espacio adecuado para hacerlo, carentes de los implementos de la tecnología, incluso a veces de una silla y en general de todo lo necesario para hacer mejor nuestro trabajo, la mayoría de los comentarios se orientaban a lo difícil que era adecuarnos a una forma tan distinta de laborar.

Aunado a lo anterior, el coordinar nuestro trabajo con las labores familiares, en algunos casos con las clases en línea de nuestros hij@s, sobrin@s, o cualquier familiar. En algunos casos familiares que no vivían juntos pero que tuvieron que apoyarse porque por algún motivo no podían estar con ellos, ya fuese por cuestiones de tiempo o por falta de internet o de una computadora o tablet.

Cuando todo inició, y todavía no hace mucho tiempo, la mayoría de los comentarios iban relativos a lo difícil que era coordinar su trabajo con todas las actividades personales, ajustar horarios y complementarlos con las distintas labores de la casa, e incluso con su vida personal. En algunos casos observamos que algunos decían, sobre todo en comentarios en redes sociales, que tenían la impresión de estar trabajando mucho más desde casa que cuando acudían al trabajo.

El teletrabajo ahora es visto con otra perspectiva, porque hemos aprendido a adaptarnos, como siempre sucede, algunos lo hicieron más rápido que otros, pero fuimos buscando distintos lugares dentro de casa para acomodar un escritorio, una silla, la computadora, la impresora y demás implementos necesarios. Fuimos descubriendo diferentes formas de hacer las cosas y nos fuimos adecuando.

De acuerdo a algunos datos de KPMG 2022 «63% de las empresas planean mantener un esquema de teletrabajo después de la pandemia, y 40% considera que entre 26% y 50% de su plantilla se mantendrá en tal modalidad una vez que esta concluya. De este último porcentaje, 91% considera que los colaboradores se mantendrán trabajando a distancia dos o más días a la semana.» Esto supone un cambio radical en la manera en que hemos visto el trabajo hasta ahora.

Entonces resulta imprescindible para las empresas, sean del tamaño que sean, que logren adecuar también sus procesos para que esto sea posible. Em primer lugar, sabemos ya que la Reforma Laboral supone un nuevo reto para muchas empresas, ya que habrá que ajustar muchos de sus esquemas, los que particularmente considero muy importantes para crear un entorno laboral más justo. Por otro lado, el personal directivo principalmente, así como gerencial, las coordinaciones y todos aquéllos que tengan personal a su cargo, deberán capacitarse adecuadamente para impulsar un trabajo efectivo y eficiente, con la finalidad de lograr realmente mayor productividad .

En este sentido debemos entonces centrar nuestra atención en evitar la procrastinación, limitar la cantidad de juntas (evaluar si realmente se necesita una junta o se puede resolver a través de una llamada o correo), respetar los horarios laborales aún cuando los trabajadores estén en casa, entendiendo que debemos ser flexibles en este sentido y permitir al trabajador adecuar sus horarios; aprovechar al máximo los espacios y proporcionar la capacitación y recursos adecuados que permitan realmente obtener provecho de todos los beneficios de trabajar desde casa.

Es importante que la organización, así como cada una de las áreas que la integran, tengan objetivos y metas claras, que todos vayan hacia una misma dirección y que exista mucha comunicación entre todos. Las expectativas de la empresa deben ser muy claras y transparentes, los trabajadores deben sentirse parte de la organización aún cuando se encuentren lejos físicamente.

Y un componente claro que debe existir, es la confianza, si continuamente estás «fiscalizando» como suele decirse, el trabajo del empleado, es porque quizá no has establecido objetivos claros sobre lo que pretendes que logre, o bien, quizá no hayas generado la confianza adecuada para permitirle trabajar bajo su propia organización y medición de tiempos.

Un elemento más, será que toda la organización aproveche al máximo la tecnología, habrá que hacernos de todos los recursos tecnológicos posibles y capacitarnos en ellos para que obtengamos mejores resultados.

Evidentemente cada uno de estos temas debe ser profundizado de la manera adecuada, tenemos muchos retos todavía por solventar en nuestro país, pero en la medida en que vayamos difundiendo la información de la manera adecuada, así como vamos aportando nuestro grano de arena en nuestra organización, seguramente lograremos una mayor productividad a través de este sistema, así como un mayor bienestar para nuestros colaboradores.

El regreso a clases presencial, en línea, virtual… ¡Transformar la educación!

Se ha especulado mucho sobre este regreso a clases anticipado. En mi experiencia, la mayoría de las personas que conozco han indicado estar en desacuerdo con el regreso a clases presencial debido al riesgo que supone aún el tema, aunque a través de las redes sociales he podido apreciar que también existen muchos más que están de acuerdo con este regreso bajo la argumentación de la salud emocional de los niños y jóvenes, el argumento de que es necesario adaptarnos y continuar con nuestras actividades cotidianas e inclusive porque algunos padres de familia han tenido que regresar a sus trabajos presenciales y ya no pueden cuidar de sus hijos en casa.

No voy a entrar a detalle en el tema de si es conveniente o no regresar ya a clases presenciales, porque habría que identificar muchísimos factores, hay que entender que las escuelas, las personas, las familias e inclusive en cada estado, tenemos circunstancias distintas que sería necesario evaluar con detalle. Lo que es un hecho, es que en el regreso a clases debemos priorizar el uso de cubrebocas adecuado, mantener la sana distancia, uso de gel antibacterial y, sobre todo, un tema del que muy pocos hablan y que es vital, mantener la ventilación y la medición continua de CO₂ para mantener los espacios seguros. La verdad es que la desinfección a través de aerosoles, ya se sabe que pasan a segundo plano. 

El punto que quiero abordar es acerca de la necesidad, imperiosa y urgente, de transformar la educación. El rezago educativo de los estudiantes se ha dado desde antes de la pandemia, ya que en la mayoría de las instituciones educativas se mantienen los mismos procesos educativos de hace años, que evidentemente ya no son efectivos. Si las generaciones de estudiantes van cambiando, la educación debería ir evolucionando con ellas, pero el tiempo pasa y la educación no ha ido progresando a la par. Efectivamente el confinamiento nos tomó por sorpresa, pero si nuestro sistema educativo hubiese estado a la vanguardia, «otro gallo cantaría». La educación virtual, los modelos híbridos, las plataformas online, las videoconferencias, entre otras cosas, existen desde hace muchísimos años. Desde la década de los 90 han ido evolucionando, aun así, encontramos a muchos docentes, directivos e instituciones que no tenían idea de cómo implementar una planeación educativa, de cómo dar una clase, e inclusive, de cuál es la diferencia entre educación a distancia, virtual o híbrida (de hecho incluso más de un año después, muchos todavía no lo saben).

Existe un rezago importante que debemos sortear, y este es el momento para hacerlo. Si ya desde hace años se ha «platicado» de la importancia de actualizarnos y transformar la educación, pero aun así no se ha realizado, entonces ¡este es el momento!. No podemos esperar a que nos digan cómo y cuándo actuar, es indispensable que cada uno de nosotros nos preparemos, actualicemos, estudiemos, y sobre todo, nos involucremos en estos nuevos procesos. En la medida que contemos con docentes realmente preparados, tendremos mayores oportunidades de crear ambientes de aprendizaje dignos de nuestros estudiantes. 

Desde el punto de vista directivo, es nuestra responsabilidad revisar los programas y planes de estudio, replantear las materias que deben incluirse y promover la capacitación docente, que dicho sea de paso, deberá ser integral para todos los docentes.

No debemos continuar haciendo lo mismo, si te dedicas a la educación y realmente te gusta, es urgente que te involucres en diferentes procesos de aprendizaje. Aquí es donde además de la actualización, la capacitación y la actitud, debemos comenzar a hacer uso de la creatividad. Si consideramos un cambio radical en la manera en que damos cada una de nuestras clases, las enfocamos de acuerdo al nivel de estudios a impartir, a la cantidad de alumnos por grupo y los recursos disponibles, seguramente tendremos resultados exitosos, en línea, presencial, virtual o en cualquiera de las modalidades disponibles.

Uno de los elementos que considero debemos transformar de manera primordial también, es la actitud. Uno de los principales comentarios que escucho comúnmente es: «Yo soy de otra generación, las nuevas generaciones ya nacieron con la tecnología». Efectivamente, incluso así, es nuestra responsabilidad actualizarnos y dejar de poner pretextos, ¡hay que entrarle con todo y a todo!. Seguramente habrá cosas que nos cuestan más trabajo que otras, probablemente la tecnología sea una de ellas, pero entonces, ¿con qué argumento podemos decirles a nuestros alumnos que hay materias que sabemos les costarán más trabajo y aun así deben esforzarse en ellas, si nosotros no lo hacemos?

Mucho se ha hablado también de una actualización en el currículo por parte de la SEP o de los organismos gubernamentales, sin embargo, esto no ha sucedido, y por la experiencia previa que tenemos, no habrá una actualización pronto. Aquí es donde debemos entrar nosotros, ya actualizados, conscientes de nuestras circunstancias, del ambiente y objetivos de aprendizaje de acuerdo a nuestro contexto, y comenzar a «cumplir» con los lineamientos indicados, pero adicionar todo aquello que sabemos debe acondicionarse, evolucionar, transformarse. Hay muchas propuestas en el sentido de incluir materias como Educación emocional y financiera en las instituciones. Algunos otros hablan de integrar materias relacionadas con el Emprendimiento, la Educación en los negocios, entre otras. Y reitero, cada una de estas propuestas debe ir alineada a un estado del cómo nos encontramos, la generación de nuevos objetivos y la generación de propuestas creativas. Hay que capacitarnos también para que estos cambios se generen de la manera adecuada. 

Vamos a crear comunidades de aprendizaje, donde entre todos y por todos, logremos integrar equipos de trabajo verdaderamente colaborativos, donde aportemos desde todos los frentes. Aceptar el consejo de nuestros compañeros, implementar el ensayo y error, realizar investigación educativa en campo, practicar, actualizarnos, compartir, escuchar a nuestros estudiantes, escuchar cuando tenemos una corazonada, entendernos, ser empáticos, entre muchas cosas más. Lo que es un hecho, es que debemos cambiar de manera inmediata, de lo contrario, este rezago educativo que padecen nuestros alumnos continuará y se agudizará, y es un hecho que no será el confinamiento ni la educación virtual el pretexto. 

«La educación no es la preparación para la vida. La educación es la vida en sí misma». John Dewey.

6 Tips de motivación para el estudio

Ivonne Garduño

En estas últimas semanas he recibido retroalimentación de distintos alumnos comentando que les hace mucha falta un componente en extremo importante para poder continuar con sus estudios: La motivación.

Entonces, me di a la tarea de preguntar a los mismos estudiantes, ¿cuáles son esos elementos que ellos consideran que les hacen falta?, ¿cuáles consideran que serían aquellas acciones que podríamos implementar para ayudarles a lograr esta motivación que tanta falta les hace?.

De acuerdo a lo anterior, he recopilado algunas recomendaciones que considero debemos tomar en cuenta los profesores, los padres de familia como el principal apoyo de sus hijos y obviamente los mismos estudiantes.

Vamos a compartir entonces 6 consejos que podrían ser de utilidad.

  1. Determina cuáles son los distractores que están alrededor tuyo y elimínalos. De hecho lo hemos abordado en otros momentos, y tengo un artículo en este blog en el que les comparto distintos tips para eliminar estos distractores.
  2. Identifica cuál será la utilidad a futuro de cada una de las actividades que estás realizando, para darle un sentido más amplio a lo que haces. Recuerda que esta utilidad no siempre es la más evidente. Por ejemplo, muchas veces creemos que iremos resolviendo ecuaciones de primer grado a lo largo de nuestra vida, obviamente no es así, pero el aprender a resolverlas te dará otras habilidades y competencias, como la resolución de problemas, así como el pensamiento crítico y analítico. Recuerda que no necesariamente lo que aprendemos debe ser interpretado de manera literal.
  3. Aprende a identificar las materias que no comprendes bien, o los temas que se te dificultan. Está comprobado que aquellos temas que no entendemos son los que terminan por agradarnos menos. Si hay algo que no comprendes bien, es momento de poner manos a la obra y preguntar tus dudas, revisar tutoriales, analizar algunas lecturas adicionales, entre otras estrategias que te permitan entender mejor el tema. Mientras mejor comprendas un tema, mayor interés tendrás con respecto al mismo.
  4. Reflexiona sobre los elementos que no te agradan o que dificultan el aprendizaje y realiza una lista de los beneficios que podría traerte aprender un poco más de ellos. Dale mayor importancia a los pensamientos positivos.
  5. Evita ver el estudio como un «castigo», el estudio te abrirá las puertas a muchas oportunidades y es en esto donde podemos poner especial énfasis.
  6. Cuando sientas que estás frustrad@, enojad@ o simplemente que quieres darte por vencid@, es momento para tomar un descanso y relajarte antes de continuar. Una vez que hayas tomado este tiempo y espacio, puedes retomar la actividad.
  7. Identifica cuál es tu estilo de aprendizaje y realiza actividades que sean de tu agrado y que te permitan entender mejor y con mayor entusiasmo el tema. Por ejemplo, si te gusta dibujar, realiza mapas mentales sobre los temas que más se te dificulten o te gusten un poco menos, con ello estarás transformando la forma en que abordas el problema.

Recuerda que existen un sin número de estrategias que pueden ser de utilidad. Lo importante es mantener la voluntad para iniciar un cambio de actitud y de mentalidad. Siempre habrá actividades que no sean las más agradables, pero debemos aprender a sortear las dificultades, ser conscientes que esto sucede y sobre todo mantener una mentalidad enfocada y perseverante.

Los hábitos: ¿buenos o malos?

En el artículo anterior, mencionaba una técnica que me pareció muy interesante para la creación de hábitos positivos que nos permitan el logro de nuestros objetivos y metas. Fue la técnica de un libro, y comentaba que iríamos revisando algunas otras técnicas interesantes. Precisamente cuando estaba preparando mi material, descubrí que existen diferentes opiniones con respecto a este tipo de técnicas.

Resulta que hay algunos «capacitadores» que mencionan que los hábitos como levantarnos muy temprano para hacer rendir más el tiempo, que dormir lo suficiente para mantener nuestro cuerpo descansado y mentalmente en la mejor condición, que mantener una rutina de lectura y aprendizaje, entre otras cosas, no son importantes, y que el éxito profesional y/o empresarial no está determinado por el seguimiento de hábitos adecuados.

Me permito diferir de este tipo de puntos de vista. Durante muchos años, distintos autores han hablado sobre los hábitos que han convertido a los mejores, en eso, en los más brillantes, los más exitosos, o simplemente en aquellos que han alcanzado sus metas. Desde hace muchos años, uno de los principales exponentes con relación a la formación de hábitos: Stephen Covey, ya nos mencionaba los «7 hábitos de la gente altamente efectiva», que en su momento fue nombrado como el libro de negocios más influyente del siglo XX. Inclusive del mismo se desprenden muchos más que tratan temas sobre liderazgo, confianza e inclusive meditación.

Muchos otros también como el de Robledo «Guía de Hábitos inteligentes», Andy Andrews con las «Siete decisiones», «El Ejecutivo eficaz» de Peter Drucker (considerado probablemente el mayor filosofo de la Administración), «Inquebrantable. Los seis hábitos de las mujeres exitosos en las economías emergentes» de Rania Habiby, «El club de las 5 de la mañana» de Robin Sharma, entre muchísimos más.

La realidad es que la mayoría de estos autores han reconocido ciertos «patrones» comunes entre las personas que han alcanzado sus metas, entre estas personas que han alcanzado el éxito profesional e incluso personal, a través precisamente de una serie de actitudes, actividades, rutinas, entre muchas otras cosas que hacen que logren sus objetivos. Obviamente, como menciona Gladwell en su libro «Fuera de serie», la diferencia entre quienes hacen algo especial y quienes no, es básicamente una combinación entre distintos elementos: el ambiente, la familia, el entorno, la formación, inclusive en algunos casos, la suerte. Sin embargo, es evidente que muchos de estos hábitos son comunes entre este tipo de personas, y muchos de estos autores e investigadores han recopilado no solamente los hábitos en común, también han demostrado cómo es que estos hábitos e incluso estas pequeñas rutinas suponen un cambio radical en la forma en que transformamos nuestra forma de hacer las cosas.

En muchos de estos libros se analiza ¿cómo es que algunas personas trabajan muy duro y no alcanzan el éxito?. Y justo aquí viene el punto que me parece clave con relación a lo que decía Gladwell, para que el éxito sea posible se debe conjuntar el trabajo con la oportunidad. Pero si no se tienen ciertos hábitos adecuados, cuando la oportunidad llegue las probabilidades de alcanzar el éxito serán menores que si existen las condiciones adecuadas para aprovechar esas oportunidades.

Hay un ejemplo que siempre he recordado porque ilustra perfectamente la idea anterior. Imagina que naufragaste y te encuentras en una pequeña lancha en medio del mar, tu único rescate es un helicóptero que acaba de acercarse, obviamente el helicóptero no puede bajar al nivel del agua para recibirte y no hay quien baje por ti, tu única opción es trepar por la cuerda que acaban de lanzarte. De inicio puedes decidir que esa oportunidad que acaba de presentarse es sumamente difícil y prefieres esperar que pase alguien más, tal vez un barco u otra lancha, con el debido conocimiento que puede ser que no exista esa segunda oportunidad. Puedes decidir tomar esa oportunidad, pero no contar con las habilidades necesarias, el coraje y la fuerza para subir por la cuerda y salvarte. Pero si conjuntamos la oportunidad donde el helicóptero aparece justo en el momento adecuado, con la intención de tomar esa oportunidad, y además tus habilidades (que fueron fortalecidas a lo largo de tu vida) te permiten trepar esa cuerda, estarás salvad@.

Si no hubieses tenido la disciplina necesaria para realizar cierta actividad física que te permitiera aprovechar esa oportunidad en el momento, no habría forma que hubieras podido ser rescatad@. De igual forma, si tus hábitos incluyen tu formación integral, aprendizaje continuo, cuidado personal, físico, emocional, etc. Tendrás las herramientas necesarias para aprovechar al máximo esas oportunidades que van apareciendo. Inclusive, las oportunidades aparecen y no somos capaces de distinguirlas, porque no contamos con la preparación adecuada para visualizarlas. Esto es parte de nuestra formación, y la formación se logra con base en la disciplina y la creación de hábitos.

En lo que sí coincido es que los hábitos no deben ser siempre iguales para todos, cada uno de manera personal, debemos tomar aquéllos que se van adaptando mejor a nuestras necesidades, a nuestros objetivos y a nuestra propia forma de vida. Por ejemplo, la regla 20-20-20 que mencioné en el artículo anterior refería que debíamos levantarnos a las 5am para realizar 3 bloques de actividades en ese momento, cada bloque de 20min. Sin embargo, es posible adaptar este método no solo para el hábito de levantarnos a las 5am, también podemos utilizar bloques de 20 minutos para realizar actividades en distintos momentos del día que tengan él mismo o aún mejores resultados. Inclusive cuando consideramos que efectivamente levantarnos temprano y dormir las horas adecuadas, es uno de los mejores hábitos relacionados con la salud, la productividad y la organización.

Aprender a adaptarnos es una parte sumamente importante, prepararnos, leer y aprender todos los días aún más. Pero generar hábitos adecuados debe ser una premisa para nuestro desarrollo integral. En otros momentos ya tendremos también oportunidad de tocar temas como la disciplina, que también es sumamente importante para lograr estos objetivos y metas.

Stephen Covey define a los hábitos como factores poderosos en nuestra vidas, son clave para nuestro aprendizaje y requieren de nuestra intención para poder obtener nuevos, o modificar antiguos. Una vez que tenemos la intención, debemos revisar las diferentes técnicas que tengamos a la mano para ponerlos en práctica y realizarlos con la frecuencia necesaria para que se conviertan precisamente en hábitos. Al principio, durante la curva de aprendizaje, debemos ir revisando el proceso, de tal forma que vayamos ajustando, adaptando, probando, para que al final se forme el hábito que deseamos. Aunque al principio se vea complejo, la realidad es que a largo plazo el hábito se llega a convertir en parte de nuestra vida, de nuestra rutina.

Si quieres lograr tus objetivos, comienza por identificar entonces aquéllos hábitos que te serán necesarios, aprende a aprender, aprende a adaptarte, pero sobre todo, encuentra la motivación que necesitas. Si aún no tienes esa motivación, tengo un artículo donde hablo al respecto en este mismo blog. Recuerda que los hábitos indicados, permitirán que aproveches las oportunidades al máximo, e inclusive, que aún cuando no llegan las oportunidades que creías necesitar, podrás crearlas y sacar de ellas el máximo provecho.

«Tus hábitos determinan tus resultados» Canfield.

LA FÓRMULA 20 / 20 / 20 PARA MEJORAR NUESTROS HÁBITOS

Por Ivonne Garduño

Existen innumerables textos y recomendaciones para mantener hábitos saludables y que nos permitan ser más productivos para lograr las metas y objetivos que nos hemos planteado. Si todavía no tienes objetivos claros y específicos, te recomiendo leer primero los artículos anteriores, pero si ya tienes muy claras tus metas, es momento de crear hábitos adecuados para alcanzarlas.

Uno de los métodos que más me llaman la atención, y que expone con mucha claridad Robin Sharma en el libro «El club de las 5 de la mañana», que te recomiendo ampliamente, está basado en la fórmula 20 / 20 / 20. Esta fórmula nos ayuda a desglosar el tiempo, y Sharma nos la recomienda para tener una rutina matutina efectiva, aunque estoy convencida, y lo he probado de manera personal, que esta fórmula se puede implementar para ir ajustando cualquier tipo de hábito en cualquier hora del día.

La idea es dividir nuestros tiempos en momentos de 20 minutos, y nos pone un ejemplo muy sencillo y claro, levántate un poco antes de las 5 de la mañana para que a las 5 en punto puedas iniciar la rutina, después realizarás esta división de tiempo de la siguiente manera:

  • De 5:00 am a 5:20 am realiza ejercicio intenso, muévete.
  • De 5:20 am a 5:40 am reflexiona, utiliza este espacio para meditar y organizar tus pensamientos
  • De 5:40 am a 6:00 am crece, puede referirse a revisar tus objetivos, planificar tu día, priorizar actividades, leer un poco, cualquier actividad que te permita lograr un crecimiento personal y/o profesional.

Plantearnos un objetivo específico de tomarnos 20 minutos para cada una de estas actividades permite enfocarnos y concentrarnos mejor en la actividad que estamos realizando, el dividir nuestras actividades en pequeños fragmentos de tiempo ayuda a que nos sea más sencillo comenzar a realizar esta actividad y nos permite sentirnos más cómodos, además que al final te das cuenta de que en tan solo 1 hora lograste realizar muchas actividades y fuiste verdaderamente productiv@.

Es importante que no solo centremos nuestra atención en la división de tiempos, también es indispensable que entendamos que las palabras clave serán: Muévete, reflexiona y crece. Basados en esta fórmula de fragmentación de tiempo y poniendo atención a estas palabras importantes, daremos el primer paso para la creación de hábitos saludables.

Ya muchos autores han hablado y presentado resultados de distintos estudios que identifican los hábitos comunes entre las personas más exitosas, millonarias y/o emprendedoras. Casualmente estas personas comparten en su mayoría estos hábitos, adicionales a muchos más que iremos trabajando en siguientes publicaciones. Aunque existen también algunos que dicen que levantarte temprano no necesariamente es símbolo de productividad, pero la realidad es que mientras más tiempo tienes puedes aprovechar mejor tu tiempo y con base en esto, también puedes descansar más y pasar más tiempo con tu familia, o haciendo actividades que te gusten.

La siguiente recomendación nos lleva a pasar los primeros 90 minutos de tu actividad profesional en aquellas tareas que sean clave para tu negocio, es decir actividades que sabes realizar muy bien y que te ayuden a dominar tu sector. Al leer esta parte en el libro de Sharma, recordé claramente otra idea básica que presenta Michalowicz en su libro Clockwork, quien nos invita a identificar actividades que son nuestra verdadera prioridad, las que hacen crecer nuestra actividad profesional, con la finalidad de dedicar más tiempo a cada una de ellas. Está demostrado que pasamos mucho tiempo no solo procrastinando, también gastamos demasiada fuerza y energía en actividades que desperdician nuestros verdaderos talentos, o bien en aquéllas que no tienen la prioridad adecuada.

Existen muchísimas fórmulas, técnicas y métodos para la creación de buenos hábitos, también hay diferentes formas de ser más productivos, esta es tan solo una de las tantas opciones, pero puede ayudarte con el primer paso de cambio de hábitos. En los siguientes artículos iremos desmenuzando otras fórmulas y también otros parámetros que debemos considerar para que este cambio sea completo. Hay que empezar por querer hacerlo, ser positivos y crear un ambiente adecuado para iniciar, comenzar con algún método y posteriormente ir desarrollando otros más hasta que se conviertan en hábitos. Hablaremos también posteriormente de aquellos elementos que acompañarán a estos hábitos.

«No hay nada que no puedas hacer si tienes los hábitos correctos» Charles Duhigg.

¿Y qué hacemos con las excusas?

Por Ivonne Garduño

En el artículo anterior hablaba acerca de algunas estrategias para lograr motivarnos, lo que nos llevaría a lograr los objetivos planteados.   Inclusive mencionaba cómo es que debemos ir elaborando pequeños objetivos que nos ayuden a lograr los más grandes, de esta forma sentiremos que estamos trabajando, que estamos logrando cosas y nos motivaremos todos los días.

Pero ¿qué pasa cuando se atraviesan miles de excusas?, cuando nuestra mente pone millones de pretextos para no cumplir aún con esos pequeños objetivos, ocasionando frustración por no lograrlos y desmotivándonos nuevamente, haciéndonos entrar en este famoso circulo vicioso que no tiene fin.

Las excusas que podemos encontrar con mayor frecuencia son: ¡No tengo tiempo!, ¡No tengo los recursos para hacerlo!, ¡No conozco sobre eso!, ¡No tengo experiencia!, ¡Para qué si «Fulanito» lo hace mejor!, ¡No es necesario cambiar, para qué arriesgarnos si esto es seguro!.   Entre muchas otras.

¿Qué podemos hacer para terminar con todas estas excusas?

Seguridad

A la mayoría de las personas les gusta vivir en su zona de confort.  Hay circunstancias con las que estamos verdaderamente contentos y satisfechos, pero otras no. Hay que identificarlas, escribirlas y definir claramente cuáles son esas circunstancias con las que no estamos 100% conformes.  Una vez identificadas, hay que entender que no podemos aceptarlas solo por miedo a lo desconocido y desarrollar nuestra seguridad y confianza, de tal forma que vayamos creando un panorama más claro de lo que queremos y cómo lo queremos. 

Para generar esta seguridad necesitamos creer en nosotros, generar nuestra propia confianza, entender que nuestros errores son completamente normales y que al contrario de lo que muchos piensan, cometer errores no es malo, nos permite aprender y entender mejor las cosas que debemos modificar y cambiar.  Es a través de los errores como mejoramos y avanzamos.  

Lo anterior tampoco quiere decir que debamos asumir riesgos sin sentido, es importante que busquemos la manera de que los riesgos  sean calculados, por ello es importante planificar con antelación cada una de las acciones que vamos a realizar. Planear y definir las acciones a implementar en caso de ser necesario. Cuando no planeamos solemos ser inseguros, cuando planificamos nos sentimos más confiados de lo que estamos haciendo y es más probable que nos arriesguemos. 

Consejos

Rodéate de personas que tengan mayores expectativas que las tuyas.  Esto ayuda mucho para escuchar otras historias y puntos de vista de algunos que tienen grandes ideas y que pueden motivarnos mucho.  Adicionalmente pueden ser personas con mayor experiencia en los temas que deseamos emprender y podrán darnos consejos efectivos y probados para no ir a ciegas.  Esto incrementará también nuestra seguridad personal y nos proporcionará herramientas adicionales para realizar nuestros propios planes, modificaciones  y proyectos. 

Las excusas se reducirán considerablemente porque conocerás personas con diferentes experiencias, algunas que incluso con menos elementos que con los que tu cuentas han realizado cosas extraordinarias  y te darás cuenta que tu también eres capaz de crear, resolver e implementar. 

Ser aconsejados por aquéllos que tienen verdaderos conocimientos sobre un tema determinado, o que tienen algún logro específico en el área que pretendemos desarrollar, puede ampliar nuestro panorama y permitirnos tener una visión que vaya más allá de lo que tal vez estamos considerando. 

Evita excusas y no te rindas

Aún a pesar de todo lo anterior, muchas veces tendremos estos pensamientos recurrentes, que la verdad solo representan excusas sobre lo que nos da miedo, o probablemente no queremos hacer.  Hay que aprender a identificar cuándo estamos excusándonos, pensar de manera positiva y eliminar así estos pensamientos que solo insisten en que no concretemos ciertas acciones. 

Hay que ser perseverantes e insistentes.  Hace poco leía algo muy interesante acerca de Michael Jordan, quien realizó miles de intentos antes de tener la presteza para encestar la canasta adecuada en el momento indicado. Así mismo muchos otros, que realizaron millones incluso de intentos, que al final sirvieron de práctica para lograr dominar la técnica.  Al final, las personas no se enfocarán en los intentos, se enfocarán en los resultados, y si después de muchos de ellos aprendes y lo logras, la motivación se incrementará en la medida en que aprendas a levantarte de cada momento difícil. 

Siempre existirán situaciones adversas, los pretextos nos distraen de nuestro verdadero objetivo.  Ni en las circunstancias más cómodas estamos seguros, entonces ¿Porqué no arriesgar un poco mas?. 

 

 

TIPS PARA COMENZAR A MEJORAR TU ACTITUD

Por Ivonne Garduño

En al artículo anterior hablaba de la importancia de mantener una buena actitud, una actitud positiva que nos permitiese modificar ciertas conductas para transformar nuestra realidad, inmediata como en proyectos a futuro. Durante este mes, estaré enfocando esfuerzos para compartir con ustedes algunos tips para cambiar nuestra mentalidad.

Una de las preguntas que me han hecho es, ¿y cómo hago para cambiar mi actitud?, ¿cómo puedo «cambiarme el chip» para pensar de manera positiva?, ¿si me ha ido tan mal, cómo puedo modificar estos pensamientos negativos?. Es ya sabido por muchos de nosotros que muchos de estos pensamientos son derivados de nuestras creencias personales, de nuestra formación, de las vivencias familiares y muchos otros componentes psicológicos, que dicho sea de paso, no podemos cambiar porque no podemos volver en el tiempo, pero si podemos identificar para transformar nuestra realidad inmediata. Es así entonces que lo primero que tenemos que hacer es, dejar de culpar a nuestro pasado, a nuestra familia, a nuestros amigos, en general dejar de culpar a otros y enfocarnos por lo que el día de hoy podemos hacer «nosotros por nosotros».

La RAE (Real Academia de la Lengua Española) define «actitud» como «Disposición de ánimo manifestada de algún modo», entendiendo el ánimo como una de las capacidades humanas para experimentar emociones, afectos y comprender. Entonces, lo primero que debemos hacer es cambiar la forma en la que vemos las cosas, y a esto me refiero con desinstalar de nuestro disco duro mental la idea de que nos va mal. Identificar cuando nuestra actitud no es precisamente positiva ni la mejor.

Seamos realistas, nuestra propia idiosincracia no nos ayuda mucho, algunas creencias no son propiamente las mejores. ¿Cuántas veces no compartiste una buena noticia, o algo que está por sucederte, porque si lo dices «se sala»?, ¿Cuántas veces has decidido no compartir un logro para evitar que te tengan envidia y hablen mal de ti?, porque si hablan mal de ti «las malas vibras se pegan», entre muchos otros pensamientos que seguramente no están sumando a la idea de mejorar tu actitud.

Debemos entonces convencernos que es importante modificar la forma como afrontamos los retos de la vida. ¿Y cómo lo hacemos?. Si ya estamos convencidos que debemos cambiar nuestra actitud, lo siguiente es establecer de manera objetiva en qué puntos debemos cambiar esta actitud, y esto se consigue definiendo claramente objetivos a corto plazo. Cuando planteamos objetivos muy ambiciosos y generales, es común que no los llevemos a cabo provocando frustración y en muchas ocasiones que comencemos con la clásica repartición de culpas y el discurso de lo mal que está el país, la situación, nuestras escasas oportunidades, entre otras cosas.

Vamos a poner un ejemplo, si yo en lugar de escribir como objetivo (porque hay que escribirlos):
– Comenzar mi propio negocio

escribo:
– Realizar una investigación de tendencias de negocios que correspondan a mis habilidades e intereses
– Elaborar un plan de negocio
– Preparar un plan financiero para mi negocio
– Elaborar un calendario de actividades con fechas específicas para llevar a cabo mi plan de negocio

Si revisamos estos últimos, puedo identificar que son una serie de pequeñas acciones concretas y específicas que me permitirán conseguir el objetivo principal, con la diferencia que son acciones claras de lo que debo hacer. Cuando identifico estas acciones y las planifico con fechas definidas para realizar cada una de ellas es más probable que logre cada uno de estos pequeños objetivos, de esta forma cada vez que obtengo un logro, es decir que cada vez que se cumple una de estas metas obtengo una satisfacción personal que me motiva a la siguiente, en lugar de frustrarme o sentir cierto malestar por no haber logrado mis objetivos.

Esto puede ayudar a crear una sensación de bienestar que ayude a cambiar nuestra actitud. Pero, ¿qué sucede cuando fallo en alguna de estas pequeñas acciones?. Cuando los problemas se presentan ¿cómo puedo mantener una buena actitud?. En estos casos es indispensable enfocarnos fuera del problema, identificar las soluciones o las acciones que podemos implementar y poner de inmediato manos a la obra. En la mayoría de los casos sucede que solemos enfrascarnos en el problema, se lo platicamos a todo el mundo (por que nos estamos desahogando), y ahora hasta en redes sociales es posteado. En lugar de esto, identificar el problema, sus elementos y las posibles soluciones, nos permite entender mejor lo que podemos hacer en lugar de quejarnos, deprimirnos, o sentirnos mal.

Aquí hay que mencionar algo muy importante: la voluntad, que debemos ir trabajando de manera constante. Para desarrollarla, debemos estar conscientes que nos podemos equivocar, así no sentiremos tanto malestar cuando algo negativo sucede. Inspirarte a través de historias similares a la tuya, así como leyendo e investigando para conocer más y contar con distintos elementos de construcción y de resolución de problemas.

Existen otros tips que iremos trabajando a lo largo de una serie de artículos, videos y material en redes sociales, pero aquí tenemos mucho material para comenzar. Lo más importante es iniciar hoy mismo, ¿cómo? con voluntad de cambio, con entusiasmo y reconocimiento que debo cambiar mi actitud, a través de la definición de objetivos claros y específicos, así como la implementación de soluciones prácticas.

Dice una famosa frase: «Una mala actitud es como una llanta ponchada. No llegaras a ningún lado hasta cambiarla».

La actitud, factor clave ante este nuevo reto: El 2021

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Por Ivonne Garduño

Todos mencionan que el año 2020 fue uno de los peores años en el que no solo nuestro país, el mundo entero ha atravesado. En lo personal me he dado cuenta que la mayoría de los seres humanos tenemos una fuerte resistencia al cambio, y ese creo que fue uno de los verdaderos grandes problemas, de golpe y porrazo tuvimos que confinarnos y hacer trabajo desde casa, cuando incluso empresas grandes decían que eso no funcionaba, tuvimos que tomar e impartir clases en línea, cuando la mayoría de las personas creen que ese sistema no funciona y que no es lo mismo porque los alumnos no aprenden, tuvimos que reinventar los negocios apostando por la implementación de la tecnología en la mayoría de ellos, cuando muchos no tenían acceso a la misma o no la conocían. Vi a muchos quejarse, vi a pocos transformarse.

Con el paso de los meses las personas se fueron acostumbrando, otras más tan solo se resignaron, pero la mayoría se quejaba, y aún lo hacen. Y aunque es evidente que tenemos muchos problemas por resolver, una economía en crisis y un virus que no nos deja, sin contar con la brecha de clases tan grande, que ya sabíamos que existía pero que ahora hemos podido identificar cada vez con mayor claridad; también se ha hecho evidente la apatía, la falta de información, el pesimismo y la gran dificultad por aceptar y confrontar que ahora tenemos que ser diferentes, que fue de pronto, pero que tenemos una nueva realidad y que hay no solamente que aceptarla, hay que entenderla y hay que entrarle con todo el entuasismo, las energías y optimismo.

Este año que viene muchos dicen no verse esperanzador, si lo vemos desde la mirada del año anterior, jamás lo será. ¿Qué pasa si el día de hoy nos enfocamos en aquéllo que debemos transformar?, vamos a disfrutar el trabajo desde casa, programemos horarios, sigamos una agenda para no trabajar horas adicionales y no ser de los que dicen «desde casa trabajo más», al contrario, seamos productivos, dejemos de procrastinar, definamos un plan de acción diario, fijemos objetivos y metas, levantémonos temprano para hacer rendir nuestro día.

Disfrutemos y ayudemos a los niños a disfrutar sus clases en línea, los profesores hemos puesto todo nuestro esfuerzo por hacer esta experiencia más amigable, ayudemos a que los jóvenes y niños se den cuenta que existen otras formas de aprender, que también pueden aprovecharse, que es una nueva oportunidad de crecimiento personal, de ponernos a prueba, de sacar adelante nuevos retos y sobre todo de incentivar la investigación individual, de ampliar nuestro sentido crítico y de participar de manera activa y diferente a través de medios electrónicos.

Si nuestro negocio va mal, vamos a cambiar nuestra mentalidad, no hay que cerrarnos y tan solo quejarnos, preguntémonos qué podemos hacer, qué alternativas tenemos, que podemos implementar, cuál es el diferenciador más importante de mi negocio, qué opciones tengo para darlo a conocer, cómo puedo identificar las oportunidades de crecimiento, qué necesito para salir adelante. Hay que hacer una labor de investigación profunda, implementar tecnologías y sobre todo, hay que planear, planear y planear.

Ya sé que muchos podrían estar pensando que se escucha bonito pero no se hace fácil, y es justo ahí donde los invito a poner atención precisamente a la actitud, es fundamental tener un propósito, seguir un objetivo, mantener una planeación y una agenda, pero es mucho más importante mantener una buena actitud, positiva, de aprendizaje, que invite e incite a otros, que sume y que no que reste. Actitud positiva, y no como un simple discurso motivacional, más bien como una forma de entender que es así como podemos salir adelante y como podremos tener una visión más amplia de las soluciones que podemos poner en práctica para ser mejores y sobrepasar cualquier situación adversa.

Las cosas no se vienen más fáciles este año, los problemas seguramente se seguirán multiplicando, pero para tener las soluciones adecuadas tenemos que tener la mejor actitud y mantenernos positivos para ampliar nuestros horizontes, nuestra visión y la forma en que nos enfrentemos a estos retos. Inclusive podrías verlo de esta manera, ¿mantener una actitud negativa y de preocupación te ayudará a resolver todos los problemas?, evidentemente no, pero cierto que si lo tomas de una mejor manera al menos tendrás más energía para solventar cualquier reto.

Una buena actitud se refleja en motivación y entusiasmo, factores clave para que tu mente se encuentre despejada y pueda ver las cosas con mayor claridad. Una buena actitud ayudará a eliminar esa reticencia al cambio y te permitirá ver el panorama con mayor optimismo. El trabajo duro, la constancia y perseverancia son claves, pero se potencializan si las combinas con una excelente actitud.

Hoy te invito a visualizar todo lo bueno que tenemos, obviamente sin olvidar aquello en lo que debemos trabajar, eso en lo que podemos aportar y sobre todo el granito de arena que también tenemos obligación de proporcionar. Con una buena actitud vivirás menos estresado, tendrás mayores capacidades para hacer análisis y críticas constructivas, te ayudará a descansar mejor porque disminuirás la tensión y la ansiedad y seguramente te sentirás más entusiasmad@ todos los días para ir por esos retos. ¡Vamos entonces con la mejor actitud!

La profesora que se volvió viral.

Hace unos días se viralizó un video donde una maestra puertorriqueña. lloraba en redes sociales por el desinterés de sus alumnos hacia las clases. En el video la maestra lloraba porque había estudiantes que no se habían conectado durante meses a sus clases, que algunos que si lo hacían denotaban falta de interés y que ella sentía se estaba responsabilizando solo a los docentes por todas las fallas educativas que se estaban evidenciando actualmente con la pandemia.

Después de ver el video estuve leyendo las opiniones que las personas realizaron en distintas redes sociales, y para mi gran sorpresa la mayoría de éstas van en contra de la profesora, alegando que la profesora lo único que quería era hacerse famosa, lavarse las manos de su responsabilidad, que seguramente ella enseñaba muy mal y por eso sus alumnos no le prestaban atención, que realmente la educación es solamente responsabilidad de los docentes, entre muchas otras cosas más.

Mientras iba escuchando el video me sentía cada vez mas identificada con la profesora, y al ver los comentarios entendí que efectivamente estamos viviendo una crisis terrible en muchos aspectos. De entrada, me sorprendió muchísimo la manera en la que las personas expresan distintas opiniones basadas solo en el video, más no en ningún tipo de evidencia que ayude a soportar esas opiniones y sin conocer el contexto.

La pandemia, como cualquier crisis nos ha hecho sacar lo mejor de nosotros, pero también lo peor. Esta crisis ha hecho aún más evidente lo que ya sabemos muchos, pero que solo pocos nos hemos puesto a trabajar en ello.

Algunos comentarios mencionaban que si los alumnos no prendían la cámara era porque no tenían los medios para hacerlo, sin embargo no se menciona la gran cantidad de alumnos que si tienen prendida su cámara pero que la tienen apuntando hacia el techo o hacia otros lugares para que no los vean. Otros dicen que ¡claro que es labor de los docentes, ese es su trabajo, no el de los padres de familia!, cuando en realidad debería ser un trabajo conjunto, lo que sucede es que pocas veces lo ha sido, por ende se ha convertido en costumbre no estar al pendiente del proceso educativo de los hijos. Algunos más dijeron que seguro no le hacían caso porque se les enseñaba cosas que no iban a servirles para su futuro y que las cargas de trabajo en el trabajo en línea eran mucho más altas que en presencial. Inclusive vi comentarios como este: «Si no saben enseñar, no se esfuerzan, pues normal que no queramos asistir a clases».

La verdad ¡quedé impactada!. Me ha tocado vivir cada una de las experiencias que mencionó esta maestra, y también me ha tocado escuchar todos estos comentarios sobre el trabajo docente de parte de estudiantes y padres de familia, pero haber visto que hay una opinión bastante generalizada con respecto a nuestro trabajo me ha abierto aún más los ojos ante la crisis moral y de valores, la terrible falta de análisis, las opiniones sin fundamento y la enorme falta de empatía que existe en nuestra sociedad actual y que en conjunto son parte del grave problema que genera la gran crisis educativa en la que estamos sumergidos.

Debería ser evidente para todos que este problema no es de uno, es un problema derivado de muchos factores, entre ellos una falta de planeación por parte del gobierno que ha vuelto a la educación tan solo un negocio para unos y una carga para otros, la falta de empatía de parte de algunos padres de familia que no se dan cuenta que son parte medular del proceso educativo de sus hijos, algunos docentes que sin tener vocación para la educación imparten clases solo por tener un ingreso adicional, una crisis que hace que muchos alumnos no entiendan el alcance que muchas de las actividades tienen en su futuro práctico y un problema de valores en donde la importancia de la educación cada vez es menor.

Es cierto que debemos transformar todos los procesos educativos, sin embargo y sin temor a equivocarme, muchos docentes, centros educativos, directivos y participantes de este proceso educativo hemos estado implementando acciones transformadoras, innovadoras y con miras a una escuela diferente, práctica y útil desde hace mucho tiempo, sin embargo la resistencia por parte de los propios alumnos y padres de familia ante estos cambios ha sido dura.

Estoy segura que muchos docentes nos sentimos frustrados y compartimos este sentir con la profesora del video cuando nos enfrentamos a situaciones como estas en las que a un alumno que vas a regalarle tiempo adicional al de clase para apoyarle a comprender mejor el tema y darle herramientas adicionales para mejorar su desempeño y sus papás dicen que no tiene porque hacer más de lo que ya hacen dentro de la escuela, que «los estamos» cansando demasiado, mientras que el alumno dice que se le está «explotando» y que las actividades son demasiadas y que no le sirven para nada. O cuando intentas mejorar la clase implementando nuevas estrategias, innovadoras y que podrían mejorar mucho el aprendizaje, y los propios alumnos, muchos de ellos adultos que trabajan, te dicen que tienen mucho trabajo y que no tienen tiempo de estar haciendo otra cosa, que prefieren la clase tradicional para no tener que hacer esfuerzos adicionales. Entre muchos, de verdad, muchos ejemplos más.

Sigo pensando ¿cómo es que llegamos a este punto?, ¿en qué momento nos volvimos tan intolerantes y poco empáticos?, ¿cuándo es que se perdió el verdadero valor y sentido de la educación?.

No estoy segura que tengamos las respuestas precisas a estas preguntas, pero creo que si tenemos las soluciones a la vista, el verdadero reto sería lograr que cada quien asuma la responsabilidad que le toca y realice el trabajo que le corresponde. De algo estoy segura, si los alumnos, padres de familia, docentes y directivos trabajamos de manera conjunta podemos sortear cualquier eventualidad y mejorar nuestro sistema educativo, sin necesidad de la intervención del gobierno.

Es imprescindible que los docentes rompamos la barrera de hacer siempre lo mismo y busquemos implementar todos los días formas diferentes de aprendizajes con herramientas distintas, cada uno con las que tenga a su alcance. No siempre estas herramientas deben ser tecnológicas, pero si las tenemos, debemos aprovecharlas. Aprender a ser disruptivos, a cambiar la forma en que siempre hemos mirado a la educación.

Es vital que los estudiantes entiendan el valor de la educación, que no se resume tan solo a cubrir la necesidad de conseguir «un buen trabajo», la educación podría resumirla en potencializar las capacidades personales para que puedan enfrentar los retos de la sociedad, pero sobre todo, para que aprendan cómo es que pueden alcanzar sus metas y que sepan aplicar las estrategias adecuadas para hacer cualquier cosa que quieran hacer y lograr los objetivos que se planteen. De entrada, la educación les ayudará a clarificar esos objetivos y dirigir sus esfuerzos adecuadamente.

Muy importante es que los padres de familia entiendan que bajo la premisa del proteccionismo no estaremos ayudando a nuestros hijos, que debemos ser su soporte permanente y que es indispensable que a pesar de nuestras labores cotidianas logremos organizarnos y tener el tiempo necesario para acompañar a nuestros hijos en su proceso educativo. El clásico de «si no trabajo como les doy educación» es válido, pero hay que generar forzosamente los espacios, generar las estrategias para dar el apoyo adecuado. Es nuestra responsabilidad como padres de familia.

Si no existe compromiso, entendimiento, empatía y mucho trabajo de parte de todos los actores que participamos de manera activa en este proceso educativo tendremos que prepararnos para enfrentar un problema mucho mayor a futuro. Hay que recordar que el proceso educativo al final se ve reflejado en la productividad de los países, hay múltiples estudios que soportan esta idea. Se ha demostrado que la calidad educativa está alineada con el crecimiento económico, político y social.

No queda más que seguir luchando cada quien desde nuestra trinchera y aprender a ser críticos pero solo a través de la argumentación informada para lograr que la calidad educativa de nuestro país mejore, trabajar en conjunto, articular nuestros esfuerzos de tal forma que todo lo que hagamos tenga un impacto positivo, de lo contrario debemos estar preparados para sufrir las consecuencias.

¿Cómo podemos ayudar a otros? Educación virtual, en línea y a distancia.

Durante estos, que me parece ya son 6 meses de pandemia, nos hemos ido adecuando a la tecnología para el trabajo y el aprendizaje desde casa. Muchos no han tenido esta oportunidad y se han acercado a la educación a través de la televisión, otros tantos no han podido continuar con sus estudios debido a que no poseen televisión, computadora, tablet o algún implemento que les permita tomar clases.

También a lo largo de estos meses he visto a muchos confundirse con el tipo de enseñanza que reciben. Básicamente podemos identificar 3 modalidades diferentes: La educación a distancia, como la recibida a través de la televisión o de cuadernillos de actividades, no se requiere una conexión a internet y los estudiantes solo deben realizar esas actividades haciendo uso de los materiales educativos que les proporcionan, se mantienen en contacto con sus profesores a través del teléfono, incluso del WhatsApp. La educación virtual, que requiere forzosamente de una conexión a internet y consiste en acceder a una plataforma donde existe un foro para contactar a los profesores y se indican ciertas fechas para la entrega de las actividades. La educación en línea, requiere forzosamente una buena conexión a internet ya que existe una conexión sincrónica con los profesores a través de un sistema de comunicación directo, también se utiliza una plataforma para la entrega de actividades. Y existe una cuarta opción que pocos han implementado en el país, sin embargo como lo comenté en el artículo anterior, tendrá un crecimiento exponencial a partir de estos momentos y es el Flipped Classroom.

Es importante que aprendamos a diferenciar los diferentes tipos de educación, por distintas razones. En primer lugar, porque para hacer un análisis de estas opciones es importante conocerlas a fondo y saber diferenciarlas, en segundo lugar porque hay que saber exactamente lo que nosotros o nuestros hijos están haciendo y cómo están aprendiendo para poder apoyarlos; y en tercer lugar porque la tecnología está permeando todas las áreas, y la educación no se da solo en las escuelas también las empresas capacitan a través de estos medios y muchos de manera individual aprenden a través de estas alternativas.

Es verdad que muchos hemos imaginado el futuro de la educación completamente en línea y otros tantos siguen renuentes a digitalizar por completo la educación. La realidad es que definitivamente tenemos que pensar en un futuro digital, pero no por ello debemos considerar que sea completamente enfocado en y para la tecnología, es evidente que la pandemia nos está permitiendo acceder a nuevas herramientas para el aprendizaje, pero también es incuestionable que requerimos del contacto personal para desarrollarnos en un sentido más amplio.

En resumidas cuentas, no debemos temer a la tecnología, debemos estar preparados para ella y ser parte del proceso, desde nuestra preparación personal para involucrarnos hasta involucrar a los demás. No basta con quejarse de las pocas oportunidades que muchos tienen para acceder a la educación, podemos hacer mucho desde nuestra trinchera, he aquí algunas ideas que he recopilado:

  1. Dona un dispositivo. Si tienes la posibilidad de donar una computadora, tablet o incluso un celular a algún niño y/o joven que no tenga acceso a algún dispositivo y tenga que tomar clases en línea, dónalo.

2. Comparte tu contraseña de internet. Comparte tu contraseña de internet, si es que tienes posibilidad, con alguien que lo necesite.

3. Proporciona un lugar de estudio. Si tienes algún pequeño negocio o local y puedes recibir a uno, dos o tres estudiantes en el mismo para que puedan conectarse a internet, o mirar las clases en la televisión, es una excelente oportunidad de apoyar.

4. Comparte información y consigue donaciones. Existen organizaciones que consiguen computadoras y dispositivos electrónicos para los chicos que no tienen acceso a estos, comparte esta información a través de tus redes sociales o a través de tus contactos telefónicos, quizá no puedas donar alguno pero si podrías apoyar a que ellos consigan más donaciones.

5. Enseña. Conoces información sobre algún tema en particular y eres experto en el mismo; realiza tutoriales, escribe artículos, guías, graba videos, ayuda a los demás dando asesorías gratuitas. Existen muchos chicos que no tienen la oportunidad de aprender al mismo ritmo en este tipo de educación en línea, a distancia y virtual, así que tu asesoría puede ser muy importante.

6. Asesora a un alumno, y dale tiempo a sus papás. Si tienes amig@s y/o familiares, que tienen niñ@s pequeños, especialmente en primaria, puedes ofrecerte a cuidarlos uno o dos días en la semana mientras toman sus clases en línea. Muchos padres de familia están trabajando a la par que cuidan a los más pequeños y esto ayudaría a darles un gran respiro para que dediquen ese día a su trabajo.

7. Asesora a alguien de manera presencial. Incluso podrías dar asesoría a algún chico de manera presencial, en caso de tener la posibilidad de mantener las condiciones de higiene y salud adecuadas para hacerlo y que no represente un riesgo para ninguna de las dos partes.

Si eres de los que has dicho alguna vez que esto tiene que cambiar, nosotros mismos somos quienes debemos iniciar con el cambio. Debemos entender que la educación tiene que transformarse, que tendrá un componente tecnológico completamente indispensable, y que efectivamente aunque nuestro país tiene brechas increíbles que debemos sortear, también es cierto que podemos ayudar a acortarlas para lograr que esta transición se lleve a cabo de la manera adecuada.

Nuestro país es maravilloso y si queremos verlo crecer, debemos priorizar la educación; no el título, el diploma o el certificado, debemos centrarnos en el aprendizaje, la formación, la disciplina y el desarrollo. Nuestro compromiso con la sociedad es grande, en la medida en que cada uno de nosotros lo entendamos así, tendremos un país en crecimiento y nuestros niños y jóvenes podrán aspirar a una verdadera educación de calidad.